Según las leyendas transmitidas de generación en generación. Manco Kapac, “el escogido” hijo del dios Sol, había traído la coca a los hombres del Altiplano. Sus hojas servían como ofrendas a los dioses de la naturaleza. Si el uso de la coca, fuera de este contexto místico-religioso, permaneció durante tanto tiempo; es por que su consumo se había generalizado muy rápidamente en la época de la conquista. Sin embargo los españoles no creían en las virtudes prodigiosas de la planta; ellos la consideraban una obra del demonio, por el rol primordial que tenía en las ceremonias religiosas de las poblaciones, de hecho un consejo reunido en Lima prohibió su consumo, por que era considerada una costumbre pagana y un pecado.
Durante siglos, la coca fue considerada como una planta milagrosa dotada de virtudes extraordinarias. Hasta que los occidentales, extrajeron de la planta la cocaína, y ahí la medicina se transformó en una arma fatal. Los intereses político-económicos se apoderaron de la controversia y penalizaron a la planta sagrada, condenándola a desaparecer. Cuando los españoles conquistaron las sociedades andinas, vieron que la coca era cultivada ya que estaba íntimamente ligada a las costumbres religiosas de las poblaciones nativas.
Pero los españoles cambiaron rápidamente de conducta, al constatar que los indígenas no se encontraban en condiciones para ejecutar los trabajos pesados que se les imponían en las minas si estaban privados de coca, ya que el jugo de la planta produce poco a poco: disminución momentánea de la sensación de hambre, frío, cansancio… Lo cual explica porque la coca era consumida en gran cantidad, por que durante todo el año, los indígenas se alimentaban de sopas de fideo o de papas secas “chuño”, y rara vez consumían carne, demasiado caro para su magro ingreso. Entonces, decidieron distribuirles las hojas unas tres o cuatro veces al día. También se les permitía unas pequeñas pausas para que las masticaran “acullicaran” su preciosa panacea de hojas verdes.
La coca es una planta indiscutiblemente rica en propiedades medicinales comprobadas científicamente, también es muy nutritiva donde abundan las sales minerales y las vitaminas; pero ¿Por qué esta planta sagrada se transformó en una planta maldita para los occidentales? Aparte de la transformación química de la coca en cocaína; dada la riqueza que tiene la planta en nicotina, representa una amenaza terrible para los lobies archimillonarios del tabaco, que ven en ella un producto de sustitución a los cigarrillos; lo que causaría pérdidas millonarias a éstas empresas, responsables de millones de victimas del tabaco.
La coca fue utilizada por los occidentales como base para la fabricación de la droga; convirtiéndose en una estrategia económica. En la conferencia de Viena de 1988, se condenó a muerte a la hoja de coca; prohibiendo su producción y su comercialización, excepto para su utilización tradicional. La erradicación de las plantas de coca en Bolivia, dio fin al periodo “del oro verde” en el país. Durante las tres últimas décadas fue la salvación de los narco-dólares inyectados en la economía boliviana gracias al tráfico de la pasta de cocaína. Desde 1997 hasta 1999, más de 21.000 hectáreas de hojas de coca fueron destruidas, retirando de esta manera, del mercado mundial, más de 80.000 toneladas de cocaína.
Aunque los beneficios realmente obtenidos por el tráfico de droga nunca llegan al país, a fines del siglo pasado se calculaba que una hectárea de cultivo de la coca aportaba al productor casi 3.000 dólares; el mismos producto lo vendía el traficante de pasta en 3.590 $us. luego de su transformación en cocaína, el traficante lo ponía a la venta en 7.055 $us. Los vendedores al por mayor negociaban en 107.730 $us. Finalmente los revendedores locales de los EEUU y de Europa obtenían 564.300 $us. por la venta de la cocaína, un negocio redondo.
Si se legalizara; no solo se podría combatir una parte del narcotráfico, sino que también se podría controlar la producción y la comercialización de la coca, para que ésta pueda servir de base a una multitud de productos y aplicaciones, tanto como una planta alimenticia, curativa, medicinal, farmacéutica, dietética, etc. Pero también los monopolios anglosajones del te y el café, se oponen a que se comercialice como infusión, con la excusa de que serviría para la fabricación de cocaína, aunque si la exportación se hace de una manera reglamentada y bien controlada no habría tal riesgo.
Las posibilidades y las aplicaciones que nos ofrece una planta como la coca, son muchísimas, y es un error histórico haber penalizado internacionalmente, mediante el famoso convenio de Viena de 1988, a esta planta tan rica de virtudes naturales. Los propios conquistadores españoles del siglo XVI, que habían prohibido el consumo de la coca, dieron rápidamente marcha atrás en su cometido y al contrario, monopolizaron su producción y comercialización hasta la independencia de los países de América latina. En la actualidad, la única demanda de coca que existe de parte de Europa y de los EEUU, es para la fabricación de la droga.
Una comercialización legal de la coca y de sus derivados terminaría definitivamente con el tráfico ilegal de la cocaína. La actual política de erradicación de la planta no frenará ese tráfico ilícito, puesto que es un problema de grandes intereses económicos. Solamente se consigue desplazar el problema a otras regiones. Cuando la producción y la comercialización se encuentre en manos de los nuevos cocaleros, cien por ciento anglosajones, y posiblemente en otros continentes, como ya paso con otros productos en la historia económica mundial, la coca será finalmente rehabilitada para la satisfacción y en beneficio único de quienes, hoy en día buscan erradicarla de sus tierras originarias por todos los medios.
Y pasara lo que viene pasando desde hace 500 años, América Latina otra vez, será la ultima en recibir un beneficio, de sus productos autóctonos.